Muriendo Voluntariamente
- MOKA

- 23 oct 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 11 dic 2020
¡Siento que ya he vivido todo!
Aun así, no consigo liberarme completamente de algo, cada cierto tiempo fui despidiéndome de cada parte de mí, hasta que se consumiera por completo mi esencia, me tomé el tiempo necesario para darle un definitivo adiós a todo, lo que significa una destrucción inconsciente de mí misma. Admito que llegar a este punto es un suceso de pensamientos, hechos y noches sin dormir, en realidad es una contaminación irreparable que invade todo lo natural de mi ser mediante compromisos misteriosos, juegos mentales y alguien que trata de calmar el fuego que arde por dentro, pero realmente lo que trato de explicar es que mi mente ya no me pertenece.
Ya he muerto varias veces en mis pensamientos, incluso de la forma más desgarradora, he llegado a pensarlo tanto, que ahora estoy muriendo en vida, literalmente me siento morir, siento mi vida estancada a tal punto que lo único que esta pide a gritos es el fin, lo que se convierte en una desesperada y agotante espera.
Siento que ya he vivido todo y vuelvo a liberarme de la misma manera, algo repetitivo como una novela aburrida donde se exactamente lo que sucederá, o talvez es una esclavitud constante donde nazco para hacer, pensar y vivir lo mismo.
Estoy totalmente segura que la mejor opción es darle libertad a todos mis males, pueda que sea el momento de retornar a mi centro y ver luz.
Era un domingo de noviembre, donde el clima se torna bastante frio, un cielo hermoso y despejado, sentí un dolor leve en el pecho como cuando golpea duro algún presentimiento, sabía que era el momento de hacerlo, lo que tenía pensado era bastante sencillo ya que no puedo concebir otra cosa más que lo que entra en mis tormentosos pensamientos, quería hacerlo de una forma sutil.
Realice una llamada a la persona que más ame en la vida, la misma que destrozo mi corazón, le llame para que nos viéramos en un café. Aunque le tomó por sorpresa mi llamada sé que siempre contestara, pero esta vez quería ser breve, una despedida a mi manera, sobre todo que no supiera con exactitud acerca de mi plan, estaba muy segura que jamás iba a causarle ninguna alerta o bien preocupación porque vive muy ocupado en sí mismo que es bastante difícil entender a los demás, le deje una nota pequeña que decía “Déjate llevar por la intuición, tú sabrás cuando y donde” acompañado de una llave que tenia de llavero un girasol, talvez no lo recuerde pero es mi flor favorita; Siempre trato de idealizar nuestros encuentros, esperando algo diferente y poco casual, pero siempre son iguales, por eso duele.
Llego el día.
No podía faltar el vino para tomar el poco valor que falta, me asegure que mi gata tuviera suficiente comida para algunos días. Me puse el vestido blanco que compre con mis ahorros para esa ocasión que siempre soñé y nunca lo use, pero entiendo que hoy es ese momento especial, me maquille, me peine, me miraba radiante, me veo al espejo, me siento tan vacía, tuve el tiempo para comprar un cuchillo donde se pudiera reflejar mi rostro en lo filoso, con una preciosa manilla de madera antigua, era perfecto para esta ocasión. Sentir la muerte no me causa miedo, la muerte puede ser sino uno de esos mil escalofríos hasta cerrar los ojos y sentirse plenamente en paz, incluso en el vacío, en la nada, todavía tendré muchas cosas que destruir.







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