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La puerta correcta

  • Foto del escritor: MOKA
    MOKA
  • 29 oct 2019
  • 2 Min. de lectura

Me citaste en un café que te gustaba tanto por el gran jardín, las flores y la paz que se siente en ese lugar, talvez no recordabas o lo hiciste irónicamente pero sabias que nunca me agrado ese concepto, habíamos retomado comunicación y acepte ir, me diste una llave; estaba nueva te imagine tan a prisa en la cerrajería pidiendo una copia el día anterior, no tenia mellas ni suciedad y un girasol de llavero, era específicamente para que yo la tuviese, me recordaste tu dirección, no la recordaba lo suficiente y la barbería que estaba en la esquina, me recordaste hasta los colores de las casas que tienes al lado, no me dijiste para que la necesitaba pero soy lo suficientemente cauto para saber cual era su propósito, te pregunte que día debía llegar y me dijiste que me dejara llevar por la intuición, pasaron unos cuantos días y la llave seguía en mi guantera, aveces la olvidaba y aveces me intrigaba pero trataba de no pensar tanto en ella. Un domingo como cualquier otro el sol brillaba con calidez de infancia, una nostálgica tarde sin sentido, la hora marcaba las 4:40PM cuando comencé a conducir, pero sentí algo en el pecho, inmediatamente mire hacia mi guantera y conduje a la dirección correcta, la barbería ya no estaba y llegue al lugar, me estacione y me quede un momento en el carro divagando, me baje y me dirigí a la puerta pero la llave se atoro un poco pensé que era el lugar equivocado pero al abrir la puerta supe que había llegado, unas cuantas botellas de vino vacías tiradas en el corredor y el aroma no era hierro ni tierra mojada como cuentan, al menos no para mi, era dulce, como el azúcar, cuando comienza a tostarse que inunda hasta los pulmones, un olor similar a algodón de azúcar, guarde el cigarro que tenia en mi boca porque no quería mancillar tu aroma, ese aroma tan tu, donde en el cuarto del fondo el olor es aun mas inmenso, me quito mis botas, no por vanidad, no quiero arruinar algo tan preciado como tu sangre con tierra de la calle, con historias que no incumben en este tan bello acto, me quito mis calcetines y los guardo en su respectivas botas, camino y observo tu cocina, tus pequeñas plantas, tu falsa decoración hogareña, observe que dejaste comida para tu gato para tres días, del cual ya ha consumido lo de un día, se pasea entre mis piernas y ronronea, lo cargo contra mi pecho y lo acaricio, cuando me acerco veo tu sangre tocar mis dedos, aun no ha perdido toda su calidez y la siento a cada paso como cuchillos en las plantas de mis pies, luces pálida e iluminada por una belleza fuera de este mundo, tus ojos se quedaron abiertos y observan directo a mi alma, no hiciste un desastre, mantuviste tu elegancia en todo momento, el rió broto de ti y llego hasta mi, me tuve que convertir en un océano para poder recibirte, llame a los paramedicos, aunque yo sabia que ya era demasiado tarde, llegue al momento que tu querías que llegara, llegue.

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MOKA 

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