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2024 - 1

  • Foto del escritor: MOKA
    MOKA
  • 16 jul 2024
  • 3 Min. de lectura

Mi vida ha estado marcada por episodios constantes de eventos desafortunados que me han costado mucho asimilar, aceptar y sanar. Aun así, siempre he tratado de quedarme con lo positivo de cada uno de ellos, buscando el motivo detrás de cada experiencia y el objetivo final de todo, aunque probablemente no tenga la razón. Me da paz pensar que todo ha sucedido por algo.

A principios de este año, me resultó muy difícil asimilar ciertos cambios, pero, al creer que todo tiene un propósito, me dejé llevar. Con mil expectativas e ilusiones, me costó soltar... Mi casita, un lugar lleno de recuerdos, construido con mucho esfuerzo y lleno de aventuras. Esa casita era mi hogar, el lugar donde podía tirarme en mi sillón, encender un cigarro, abrirle la puerta a mi gato, poner mi música a todo volumen, cocinarme algo rico y sentir paz.

Me costó entender que estaba embarazada y que debía cuidarme el triple para dar vida, cuidar de mi salud física y mental. Sabía que tendría todo bajo control, con el apoyo de mi pareja, familia y amigos. En fin, expectativas.

Todo aparentaba estar bien, pero en algún momento todo se quebró.

Tal vez nunca entienda por qué tomé una decisión apresurada. Probablemente todas mis preguntas queden sin respuestas, y todo el ruido en mi mente buscando soluciones, se alivie con el silencio. Confío en que algo necesitaba aprender de esa situación.

Refugiándome en mi gato, encontré consuelo en su amor y caricias, sintiendo que compartíamos la pérdida de nuestra casita. Sin embargo, el universo decidió quitármelo también. Mi compañero felino se fue de mi vida, y me tocó decir adiós a un pedazo de mi alma. Traté de despedirme desde el amor para que no me afectara tanto, pero nunca pude desahogarme como quería, aún duele tanto.


Mi primer embarazo fue una pesadilla que juré no volver a vivir.

Esta vez tenía tantas ilusiones, tantas ideas y expectativas. En este embarazo, lo único que aprendí fue a tener paciencia, a escuchar primero mis emociones, entenderlas y luego, si era necesario, hablarlas. Guardé miles de cosas que poco a poco irán desapareciendo, porque no vale la pena.

Hubiera querido tener más momentos de afecto y cariño sincero porque los necesitaba mucho. Hubiera querido sentir el apoyo incondicional, recibir un abrazo todas las noches que lloré, sentir que alguien me consintiera cualquier día sin razón, sin pedirlo.

Hubiera querido tener más conversaciones nocturnas, ilusionarnos con el futuro y construir castillitos en el aire, al menos para mantener algo.

hubiera querido que alguien me escuchara.


Nadie habla de lo difícil que es ser madre: la presión que se siente desde el embarazo por cuidarte tanto, los cambios físicos que experimentamos, y la mente, una bomba a punto de explotar que hay que aprender a controlar. Las mil veces que tragas lágrimas porque no estás en el lugar correcto, las eventualidades que surgen durante el embarazo y la necesidad de mantener la calma para no afectar al bebé, los innumerables comentarios y consejos que recibes sin saber si son correctos o no, aceptar que la vida cambiará y que no puedes decir "NO". La sociedad te ve de otra manera y, al final, pase lo que pase, la madre siempre lleva la carga de por vida.

A pesar de que las cosas nunca salen como uno quiere, estoy agradecida con la vida por darme la oportunidad de vivir esta experiencia de nuevo. Espero tener la sabiduría para cada proceso y paso en la vida de mi bebé.


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Gracias totales!

MOKA 

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